LOS VÍNCULOS AFECTIVOS, INTERNET Y ALGUNAS MALAS PRÁCTICAS.

Por Coral Igualador 

“Soy el tipo de chica que desaparece cuando la besas y me gustaría mucho saber cómo sigue la historia”.

Mathias Malzieu (Novelista y músico) 

El vínculo es un sentimiento, constructo de la emoción y de nuestras circunstancias familiares, sociales y de aprendizaje, que se establece por querer tener cerca a otras personas y establecer con ellas relaciones motivadoras. El vínculo es necesario para reforzar nuestra seguridad, es un espacio de apoyo y una fuente de supervivencia y el bastión de actitudes de resiliencia.

En esta ocasión, me gustaría tratar el tema del vínculo desde el aspecto de las nuevas tecnologías y sobre como diferentes prácticas están causando daño a nuestra estabilidad emocional y mental.

El vínculo se constituye por la identidad, los patrones para relacionarnos con los demás, la relación con uno mismo, la regularización de los afectos y la conciencia de un lugar en el mundo.

La cuestión del vínculo, al que también hemos escuchado denominar como apego, unida a las redes sociales me adentra en una reflexión sobre como la tecnología se ha puesto al servicio de lo vincular en espacios on line y virtuales, pero del que su abuso o la falta de conciencia del medio ha hecho que la relación humana pase a un plano desdibujado y entonces lo técnico este sobrepasando algunas de las características que constituyen una relación vincular sana.

Se puede poner el foco en los jóvenes, pero sería llevarnos a engaño porque ¿Quién no ha visto o vivido la situación de una familia compartiendo mesa en la que cada uno mira su dispositivo sin mirar al otro?  O ¿A una pareja en una terraza, de cualquier edad, chateando mientras comparten un café? Pensemos también: ¿solo si tienes menos de treinta y cinco te hacen ghosting? (una forma de desvinculación rápida e invisible de la que hablaremos a continuación.)

Según fuentes especializadas en estudios de internet, en España en el 2020 pasamos de media 6 horas y 54 minutos, lo que hace que estemos en constante interacción con las redes. Esto  favorece una mayor fluidez para establecer relaciones digitales con otras personas.

Ahora bien, a través de las redes sociales podemos generar relaciones de confianza (base del vínculo), actos de comunicación sobre nuestra vida y nuestros sentimientos, guiños de complicidad en referencia a nuestros gustos y pensamientos, además del intercambio de información significativa sobre nuestras preferencias y nuestros sueños y expectativas, por tanto, según la definición, podríamos generar un vínculo sano y afectivo seguro.

Pero el  establecer tan solo relaciones vinculares a través de las redes sociales tendría el mismo significado que ver un paisaje en fotografía: podemos imaginarlo, podemos visualizarlo, pero siempre faltará un claro aspecto vivencial, los sentidos viviendo la experiencia completa de poder subir a la montaña o mojar los pies en el rio que solo vemos en pantalla o en papel. La interacción de los sentidos es totalmente necesaria para que la relación vincular se consolide, así como el acto de comunicación presencial como fin último de todo inicio vincular.

Las redes, con su espacio de ocultación física, favorecen a que determinadas prácticas de desvinculación sean más sencillas y cómodas. Veamos algunas:

GHOSTING («Hacer el fantasma»): una práctica en la que se corta de forma intencionada todo tipo de contacto, desapareciendo de la interacción vincular sin explicación, ni aviso. Existen dos tipos de ghosting:

  • Ghosting pasivo: una de las características es posponer los encuentros que ya estaban planeados, no dando explicaciones. Otra característica, es que el emisor del ghosting dará muestras de seguir estando, pero solo mirando las publicaciones, o dando likes en las redes del receptor, pero sin dar más señales de interacción.
  • Minighosting: ante la falta de respuesta activa del otro interlocutor, las conversaciones casi siempre empiezan por el integrante que acabará sufriendo el ghosting y el hacedor de la práctica contestaría de forma tardía.

¿Qué podemos hacer ante el ghosting?

  • No generalizar esa actitud a otras relaciones afectivas. Es algo puntual que no constituye el todo de tus relaciones.
  • Entender que el “abandono” no es una constante progresiva y que tú no eres la causa de él, ni eres responsable de la forma de actuar del que lo ejerce.
  • No justificar la razón de la otra persona para su desaparición.
  • Valorar que no mereces esto y que es el otro el que tuvo una conducta errónea.
  • Reducir el valor que le hemos dado al otro, y considerar que puede formar parte de una proyección de expectativas erróneas.
  • Favorecer tu autoestima.

El ghosting es una opción cómoda y sencilla que manifiesta por parte del que la realiza una falta de empatía y del resto de habilidades sociales, enmascarando una baja autoestima y un déficit de comunicación asertiva. A su vez, en el receptor  puede ocasionar sentimientos de frustración por la incertidumbre que lo que ha podido suceder, y desfavorece a cerrar el ciclo de ruptura en la relación, dejando una brecha abierta que genera inseguridad.

BREADCRUMBING (“Dejar migajas”): Es la táctica de las personas que no tienen intención de generar un vínculo fortalecido con el otro, ni llevar la relación más lejos, pero que necesitan recibir atención, dando señales esporádicas de interés afectivo para mantener la ilusión del otro.

La persona que lo realiza busca una auto demostración constante de que puede captar la atención del otro, teniendo una necesidad imperiosa de sentirse deseado, especial e importante, lo cual simboliza una máscara de una autoestima baja o no sana, en la cual se ve la necesidad imperiosa de alimentar el ego sin importarte los demás.

Aunque también nos podemos encontrar esta práctica en personas que tienen miedo a finalizar una relación ya que no saben cómo enfrentarse a la otra persona y no saben cómo expresar de forma asertiva lo que sienten o piensan.

¿Cómo salir del breadcrumbing?

  1. Darte cuenta de que eres víctima de esa práctica.
  2. Verbalizar a la persona que está usando esa práctica contigo de que identificas sus acciones contigo y que no es una manera adecuada de tener una relación.
  3. Valorar los contactos presenciales, que son favorecedores de vínculos sólidos.
  4. Valorarte y buscar tus puntos fuertes. Desarrollar tu autoestima
  5. Poner límites.
  6. Salirnos del rol que no queremos ejercer.

Las redes sociales facilitan esta práctica, por el gran acceso a masas y la pronta y rápida respuesta.

BENCHING («Dejar en reserva»): Se refiere a mantener relaciones por algún tipo de interés concreto, por el provecho que saca de ella. El beneficio puede ser sexual, de pareja, laboral o de amistad y su practica constituye un abuso emocional.

¿Qué señales tenemos para identificar el benching?

  • Nunca se concreta el momento de tener un encuentro.
  • Si se concreta el encuentro, luego se anula.
  • Si hay un encuentro más íntimo, luego se vuelve distante y frio.
  • Las personas que forman parte del entorno del que realiza el benching, no conocen de tu existencia.
  • También puede interactuar con tus redes sociales, sin tener contacto directo contigo.
  • Evita presentarte o hablar de algo de su entorno.

 Las nuevas tecnologías permiten mantener el contacto con varias personas sin gran esfuerzo, ni interacción física, lo que fomenta tener personas “de reserva” relegando responsabilidades.

 

El filósofo Friedrich Nietzsche, en su libro “Más allá del bien y del mal” dijo: “No toméis afección jamás a una persona, toda persona es una prisión, un vínculo”.

Ahora bien, el hombre como animal tribal, necesita los vínculos para su desarrollo personal y su bienestar físico, social y emocional. Diferentes estudios han demostrado que la falta o distorsión negativa de los vínculos afectivos, pueden llegar a desarrollar trastornos de depresión, ansiedad, de personalidad o estrés. Estas prácticas, enmascaradas como algo habitual en las redes pueden ser muy perniciosas para nuestra salud mental.

Por tanto, es importante mantener relaciones vinculares sanas, independientemente del medio o canal a través del cual las establezcamos. Está claro que no es el medio, si no nuestra interrelación con él lo que hace que sean deficitarias.

Si alguna vez has sido víctima o has ejercido alguna de estas prácticas, toma conciencia de ello y busca desarrollar mecanismos por ti mismo o con ayuda de especialista para vencerlas.

 

 

 

 

 

 

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