EL ENTRENAMIENTO DE LA RESILIENCIA

Por Coral Igualador

“No importa cuántas veces te caigas, sino cuántas veces te caes y te levantas.”
(Vincent Lombardi)

En estos días convulsos, la resiliencia cobra relevante importancia.  Una palabra, que parece que está de moda, y que conlleva un mensaje importante:  la capacidad que tenemos las personas de adaptarnos a las adversidades de la vida y salir fortalecidos emocionalmente de ellas.

Una capacidad, que podemos entrenar para: aceptar los momentos malos de la vida, buscar el lado positivo y aprender de esos momentos, para avanzar.

Como resultado del dolor provocado por un hecho, porque el dolor existe y es imposible negar su existencia, la resiliencia nos posiciona en un lugar de convivencia con él, y así conseguir la fortaleza.  Hay una frase que se me resonó profundamente al escucharla: “Hay dos tipos de dolor: dolor que duele y dolor que cambia.”

Ese dolor que cambia, puede ser transformador y: generar más confianza en nosotros mismos, hacer que nos unamos a otras personas que han pasado por un hecho similar, y también, cambiar la valoración que damos a diferentes aspectos de nuestra vida, buscando otro orden de prioridades.

Entrenar, día a día, la resiliencia es un factor clave para cuando los momentos de adversidad lleguen a tu vida; pero ten en cuenta que, sobre todo, significa cuidarse de sí mismo, por lo que obtendrás grandes beneficios en tu salud mental y física.

¿QUÉ NECESITO PARA ENTRENAR LA RESILIENCIA?

  • Tener autoconocimiento: analizando tus debilidades y fortalezas y lo que te afecta más y en qué medida
  • Tener autoconfianza: confía en tus capacidades, porque las has utilizado en otras ocasiones y has salido de la situación.
  • Tener autocontrol emocional: reconocer y aceptar que tienes emociones y regularlas para encontrar el equilibrio y la fortaleza.
  • Controlar los pensamientos distorsionados para que no condicionen tu conducta.
  • Tomar distancias de las situaciones: para poder pensar antes de actuar y no tomar decisiones que generen consecuencias negativas.
  • Cultivar la actitud positiva todos los días: buscar lo positivo de la vida.
  • Analizar con objetividad: sin maximizar o minimizar las causas y consecuencias de lo que ha ocurrido.
  • Aceptar la realidad tal y como se presenta.
  • Aprender de las situaciones negativas: de los aciertos y de los errores.
  • Tener sentido del humor: ayuda a relativizar y la risa genera bienestar físico y emocional.
  • Mantener la esperanza: recordando lo que te ha ayudado a aprender y mejorar tu vida.
  • Cultivar la paciencia: ya que hay un tiempo de reconstrucción ante la situación adversa.
  • Generar vínculos solidos en las relaciones interpersonales.
  • Pedir ayuda y dejarse ayudar: tanto en nuestro entorno cercano, como en un entorno profesional.
  • Dar ayuda a los demás: en el apoyo al otro, también encontramos nuestra fortaleza.
  • Hacer actividades que te gusten para mejorar tu ánimo.
  • Tomar decisiones: para que sientas que estás siendo proactivo en tu mejora.
  • Poner el foco en el momento actual: para prestar atención en el aquí y ahora, por lo que la práctica del mindfulness es aconsejable.

En resumen, no podemos evitar que nos pasen cosas adversas y negativas, pero sí que podemos decidir cómo las interpretamos y cómo reaccionamos ante ellas. Esa es nuestra decisión.

Para ampliar información o ayuda para tu entrenamiento en Resiliencia, puedes consultarme.

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